La anorexia y la belleza horrorosa. Por Cristian Figueredo Braslavsky

La anorexia mental es como la psiquiatría clásica ha definido históricamente una posición restrictiva de la alimentación. Por tanto estamos frente a una posición que toma el paciente en relación a la ingesta de alimentos y fundamentalmente en relación al cuerpo. No se trata de un síntoma asilado sino que se trata de una construcción defensiva contra lo que al paciente le resulta imposible de asimilar y elaborar a nivel simbólico.

Por otro lado debemos destacar que el síntoma anorexico cumple una función y ésta nunca es universal, es decir que en cada caso se tratará de una función particular. El síntoma anorexico puede estar sostenido en diferentes estructuras psicopatológicas. No cumple la misma función en una estructura psicótica, donde la restricción alimenticia puede ser un modo de defensa de una construcción delirante, que la función de rechazo que puede cumplir en otro tipo de estructuras en donde lo que se pone en juego es la dificultad en relación a los otros y la sexualidad.

Introduzco la noción de sexualidad ya que la anorexia suele conformarse en la pubertad, en donde los rasgos sexuales secundarios hacen su aparición y en donde se empieza a poner en juego la posición sexuada de una persona. Lo que hasta hace un tiempo no formaba parte de su realidad psíquica, en la pubertad toma un protagonismo absoluto y no siempre sabemos hacer con eso.

La resistencia al iniciar un tratamientos se apoya en el tipo de síntoma EGOSINTONICO, lo que quiere decir que el síntoma está en sintonía con el paciente. Allí radica la dificultad de que el paciente viva la anorexia como un problema, sino que mas bien nos encontramos con lo contrario, defendiendo la restricción calórica como un modo «saludable y estético». A quienes le generan angustia es los familiares que quedan impotentes frente a esta posición radical.

Es importante el acompañamiento a los familiares en tanto que se convierten en la vía fundamental de un tratamiento posible, siempre y cuando estén bien orientados sobre como poder maniobrar con la negativa del paciente a hacer algo con lo que le pasa.

Por lo general todo el discurso en casa gira en torno a la alimentación y es justamente del punto donde hay que retirarse ya que lo que produce la discusión en torno a la comida es el fortalecimiento del síntoma. La anorexia es un síntoma que se hace visible por los efectos de una posición radical en el rechazo a la alimentación, pero la cuestión es que es lo que sostiene esta posición.

El tratamiento no es un proceso pedagógico y de educación nutricional, sino que se constituye como un espacio para abordar las causas de ese malestar intimo e inconsciente que se convierte en un muro imposible de franquear.

En la anorexia por tanto nos encontramos con aquello que atrae todas las miradas y no precisamente por la belleza y perfección que busca el paciente con la delgadez y finas formas a las que apunta, sino por el horror, angustia y el rechazo que produce en los otros, constituyéndose como un verdadero muro con el mundo.